Tomar de mi propia medicina

Hay una magia universal que nos conecta y de la que habla mucho Coelho en sus libros. Las cosas suceden por algo y los caminos que en apariencia no tienen sentido acaban recobrándolo al final, al menos al final de los libros de Coelho. En mi caso hace ya unos dos años empecé a hacer cosas rarísimas, como un enfermo de subnormalidad profunda (en el sentido coloquial de los términos) que no sabe lo que hace y menos aún las consecuencias que van a tener sus actos. Lo que hice fue desconfiar desmesuradamente de alguien y la consecuencia fatal de los actos fueron la pérdida de una persona a quien quería.
Esos comportamientos estúpidos que todos hemos tenido alguna vez no los comprendemos hasta que no nos hacen a nosotros lo mismo y jamás pensé que me iba a pasar algo tan surrealista como lo que me pasó ayer. Alguien a quien considero mi amigo me decía que yo había hecho tal y cual cosa (que no nombraré aquí por estar tan fuera de lugar y ser tan falsas y surrealistas como los reyes magos que en realidad son *** ******) y yo le decía qué no, ¡qué no, qué no y qué no! Que todo aquello era una sarta de gilipolleces. Y él enrocado en qué sí, ¡qué sí, qué sí y qué sí!, echando a volar su imaginación como un niño pequeño. Y yo allí tratando de dar explicaciones sobre mi vida, defendiéndome de algo que no había hecho durante una hora para al final no convencerlo. Y he aquí el momento donde se plantea un problema de confianza. Vamos a ver, me digo, ¿tú eres mi amigo? ¿Entonces por qué coño no me crees si te estoy diciendo la verdad? ¡No sería capaz de mentirte! Aunque tú piensas que sí por lo tanto esto no tiene sentido. He experimentado una impotencia fortísima y además he sentido que la amistad entre nosotros dos se rompía. ¿Cómo una persona que es tu amiga puede decir una sarta de burradas falsas sobre ti y aunque le expliques de mil maneras que eso son bobadas, milongas y cuentos siga sin creerte? Pues exactamente eso mismo hice yo durante meses: Desconfiar; y yo no lo he aguantado ni una tarde. Me ha resultado asqueroso.
Me he visto reflejado en ese monstruo de desconfianza y soy totalmente consciente de como me comporté por aquel entonces y no puedo hacer nada para cambiarlo, tan solo hacer cosas que ya hice hace mucho y que no volveré a hacer porque en realidad no sirven para arreglar nada. Pedir perdón, decir que tú no eres así o intentar retomar la confianza cuando ya está rota, algo del todo imposible. Y puede ser cierto que no seas así y que te arrepientes, pero lo que está roto está roto.
Ahora ya no pienso en recuperar nada porque sé que reconstruir todo lo que me llevé por delante con mi desconfianza es algo imposible. Ahora, sobre todo después de ayer viendo ese comportamiento estúpido de mi amigo, acepto mi culpa y mi castigo porque me lo merecí aunque no me diera cuenta, aunque haya pedido perdón de corazón, aunque en realidad tuviese el alma en la u.c.i. durante aquel tiempo o aunque me arrepienta muy mucho de todo lo que hice mal. Hay dos pilares básicos en una relación. Uno obviamente es el sexo; otro, sin duda, es la confianza. Sin confianza no hay nada. Si no confías en la persona con la compartes tu vida (ya sea en la amistad o en el amor) no hay nada que compartir. Si piensas que son mentiras lo que el otro te dice ¿qué sentido tiene nada?
Le doy gracias a los dioses (a los romanos, por supuesto) por haberme hecho probar de mi propia medicina, por haberme hecho pasar tan sólo una tarde de tortura con algo tan oscuro como es que un amigo desconfíe de tu palabra cuando le estás diciendo la verdad y que ni en un buen rato seas capaz de convencerlo para al final pensar: Si es que yo no le tengo que dar explicaciones a nadie y a continuación contradecirte pensando en que te jode que diga que son mentira las verdades como puños que le estás contando. Así pues no quiero ni pensar lo que tuvo que pasar la persona a la que perdí por varios meses de desconfianza. Una pareja podrá o no podrá mentirte, a eso nos arriesgamos todos, pero si queremos estar con alguien no podemos desconfiar.
Lo bueno de todo esto es que los errores están para aprender de ellos y, como siempre digo últimamente, por algo se empieza y ahora resulta que no paro de empezar a comprender. Como dice Fito, el de los Fitipaldis, "si catorce vidas son dos gatos aún queda mucho por vivir". Pedazo de canción... yo me pregunto cuántas vidas de cuantos gatos hay que gastar para sentir que has enmendado un error de los grandes.

Comentarios

Entradas populares