¿Esto es lo que quieres realmente? Pregúntale a tu pura sangre

Acabo de ver una película de esas que se te quedan en la memoria a largo plazo. ¿Cómo puede llegar a emocionar el lanzamiento de una bola de baseball? Es algo que está en manos de unos pocos y Robert Lorenz lo consigue en Golpe de Efecto (Trouble with the Curve). Pero la película es mucho más que momentos emocionantes, porque invita a pensar y cuando acaba pareces tener algunas cosas importantes más claras que cuando comenzaste a ver la película.

La protagonista, hija de un gran ojeador de baseball venido a menos por el paso de los años, lleva siete años dejándose los cuernos en un bufete de abogados para ascender y conseguir al fin ser socia. Para ella es lo único. Le obsesiona y quiere conseguirlo a cualquier precio, que no es otro que renunciar a todo su tiempo a cambio de trabajo y más trabajo. Cuando está apunto de conseguirlo, en mitad de un gran caso que es el momento clave de su carrera, tiene que abandonar el trabajo por unos días para cuidar y ayudar a su padre que se está quedando ciego. Esos días que pasa cerca de su padre -cerca de su pasado- y lejos de su rutina le cambian la vida. La pregunta a la que ella se enfrenta es ¿de verdad es esto lo que quiero hacer? Y la película, indirectamente, hace que te lo preguntes tú. Y no sólo lo que quieres y no quieres hacer, sino lo que estás o no estás haciendo y lo que de verdad sabes hacer. Lo que te hace feliz hacer. La protagonista de la película se da cuenta de que sólo estudió derecho para complacer a los demás, de que ascender en ese bufete es algo que no le importa, de que ha estado escondiéndose en su trabajo para no tener que enfrentarse a nada más. Porque eso era lo cómodo. Su pasión era el baseball y el final todo sale a pedir de boca, con historia de amor incluida. Lo importante es que creo que os he destripado la película, lo siento. Os la recomiendo porque al verla te das cuenta de lo que quieres y de lo que no. Te das cuenta de tu verdadera pasión al igual que ella se da cuenta de que el baseball es lo suyo y no la vida que lleva en su prestigioso bufete. 

Al igual que nuestra protagonista todos tenemos una pasión. Cuando tenía 20 años me hice mi primer tatuaje. Era mi pasión. Decía así: "Libertad". Ya sé que es fácil apasionarse por la libertad, pero no es fácil de conseguir. La libertad puede llegar a ser contradictoria. Se puede vivir en una celda de una prisión y ser libre y se puede vivir en mitad de un paisaje idílico y ser cautivo. La libertad está, primero, en nuestra cabeza. Nos podemos preguntar ¿por qué se siente un hombre libre? Primero por tener acceso a información que le hace libre. Puedo elegir leer para que los mezquinos no puedan engañarme, intentar no ignorar las cosas importantes e intentar aprenderlas para estar preparado. La libertad en este caso es espantar la ignorancia.

La libertad es algo que se rebela dentro de ti cuando estás cautivo. Muchos lo entenderán, otros muchos quizá no. Pero dentro de todos nosotros se encuentra ese pura sangre que no puede ser domado. Ese pura sangre que se puede tirar años callado y que al final estalla, relincha, da coces y acaba rompiendo la valla para escapar al campo para nunca más ser visto. Unos llevan ese pura sangre a flor de piel y otros lo llevan tan debajo, tan atrapado, tan escondido y tan acallado que parece que no está ahí. Pero sí está, puede que dormido y esperando a ser llamado. El pura sangre, en todos y cada uno de nosotros, siempre acaba despertando.

Un pura sangre sólo se contentará con lo que de verdad le apasiona. Sólo será domado con la dulce miel de la pasión. Es terco y no se conformará con otra cosa que con lo que de verdad quiere. Libertad. Un pura sangre que quiere libertad es difícil de domar porque a la mínima señal de que no es libre se rebelará contra lo que le ata. Y eso sólo puede significar soledad. Pero la libertad se vive, se respira y se viaja. Se palpa al llegar al horizonte y seguir adelante, al virar en un recodo y cambiar de ruta cuando un camino o un destino te hace cautivo. Se siente con cada libro que te hace sentir más sabio y también más confundido. Cada pura sangre pedirá algo. Y de dárselo o no dárselo dependerá la tranquilidad de cada uno. Si no se lo das cada vez relinchará con más fuerza hasta que un día no puedas hacer oídos sordos. 

De una cosa estoy seguro. Darle lo que pide quizá no te haga más feliz, pero te hará sentir en paz contigo mismo.

P.d.: No todas las entradas iban a ser de política, promesa cumplida. Ah, y la cursiva es un verso de Nach.

Letra de pura sangre. Jarabe de Palo.


Hay quien nace pura sangre 
cosa buena, cosa mala; 
no es cuestión de raza, 
más bien suele ser carácter. 

Contra un muro puedes darte 
y partirte la cabeza; 
repetir sin parar 
hasta ver cómo se cae. 

Hay quien vive pura sangre 
recorriendo su camino; 
sin mirar hacia atrás 
y al mal tiempo buena cara. 

Hay quien por ser pura sangre 
no conoce la ternura, 
ni tampoco el llanto, 
pero aún menos la mentira. 

Si e he hecho año perdóname. 
Si al hablar no te entiendo, perdóname, 
Si quiero estar solo, perdóname. 
Pura sangre sí, pero de ley. 

Pura sangre es soledad, 
pura sangre es tristeza, 
y silencio, y miedo, 
pero también fuego. 

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