La cultura del pillo

1. Leyendo un artículo publicado en El País Semanal por el incisivo Javier Cercas me quedé un poco atónito con la última frase. "No, colegas: la culpa de este desastre no la tienen papá y mamá; la tenemos nosotros". Es una afirmación contundente y da que pensar, más cuando es muy normal escuchar entre los españoles (y supongo que también entre la población europea que sufre este desastre) que la culpa la tenemos nosotros. Pero nada más lejos de la realidad, como dice José Luis Sampedro en una de sus últimas obras, cuarteto para solista, "el que quiere no puede, y el que puede no quiere".

2. ¿De verdad somos tan ruines e ignorantes para echarnos la culpa de lo que está pasando a nosotros mismos? Es decir, miremos a nuestro alrededor. Los amigos del bar, los compañeros del trabajo, el funcionario de la biblioteca que te presta el libro, el escritor de la revista que lees, el profesor de la universidad, la chica de la discoteca, mi padre y mi madre que no han hecho otra cosa que trabajar toda su puta vida, el amigo policía, el que investiga el origen del universo, el médico que te cura, el taxista que te trae de vuelta a casa o la pareja que sueña con tener una casa y un hijo. Todos son gente honrada, todos son gente trabajadora, todos pagan sus impuestos y ninguno de ellos, absolutamente ninguno, ha querido hundir un país, dejar a la gente sin trabajo (ellos son la gente sin trabajo o con sueldos de mierda joder) o estropear la economía del vecino. Por Dios ¿somos tan estúpidos y tan ruines de pensar que ellos, todos, son culpables? ¿Estamos tan ciegos y tan quemados que vamos a echarle la culpa al de al lado para simplificar tanto las cosas que nuestro cerebro parezca el de una ameba en vez del de una persona? Amo los artículos de Javier Cercas, los disfruto cada domingo, pero no puedo aceptar que la culpa la tengamos nosotros porque es sencillamente falso. Ninguno, aunque pusiésemos todas nuestras ganas y todas nuestras fuerzas y toda nuestra alma en hundir la economía de un país no podríamos. ¡Por favor! ¿A caso nos creemos tan sabios que ahora de repente los españoles de a pie tenemos el conocimiento para hundir nuestro país? Claro, debe ser eso. Quién exactamente de todos los que he nombrado antes? El taxista? Mi madre y mi padre? La chica de la discoteca? Somos tontos y vamos a seguir repitiendo que tenemos la culpa?

3. ¿Y quién tiene la culpa de todo esto si no? Es la pregunta que hay que responder porque es de obligada lógica y cumplimiento, pero creo que es un debate estéril. Primero porque la pregunta ya está de sobra respondida y segundo porque nosotros no somos quién para buscar culpables como si fuéramos juzgados de guardia. De eso ya se ocupa la justicia, que aunque no haya mucha últimamente haberla hayla. Valgan como ejemplo los últimos EREs desestimados por los jueces o las últimas condenas a políticos ladrones. Pero claro la justicia nunca llega arriba del todo, a los verdaderos culpables. A la deuda ilegítima o a los Goldman Sachs y compañía. Ya se sabe quién tiene la culpa. Los mecanismos de la economía son complejos pero obviamente la culpa de esta crisis económica la tienen los dirigentes de la economía. ¿O es que todos tenemos voz y voto en los designios económicos de este país? La banca española con el crédito de la banca internacional (alemana, francesa e inglesa en su mayoría, porque hay datos que lo demuestran) dieron créditos irresponsables a gente que no puede ahora pagarlos. Los gobiernos españoles fueron cómplices de ese modelo de crecimiento económico insostenible en forma de burbuja económica junto con los empresarios que llevaron a cabo la burbuja, junto con los políticos que dieron pie con sus leyes (por ejemplo la Ley del Suelo del gobierno Aznar). Ellos son los que han llevado al país a la ruina. No nosotros.

4. Hay, no obstante, en España, una cultura que a mi me gusta llamar mediterránea. La he experimentado en Italia y no hace falta que hable aquí de Grecia, donde es sabido que el peso del empleo público era excesivo. El lado africano no está mejor. Hay un ejemplo de esta cultura que a mi siempre me ha llamado mucho la atención: Los recogepelotas de los campos de fútbol de Primera División. Es la cultura del pillo elevada a la enésima potencia. ¿Cómo podemos enseñarle a nuestros niños que vale ganar a cualquier precio? Cuando el equipo de casa va ganando los niños remolonean a la hora de devolver los balones al contrario. Se vuelven unos pillos. Los jugadores fingen quedando como estúpidos. El portero pierde tiempo y le da igual ser amonestado. Mientras su equipo gane da igual que sean descorteses con el equipo contrario, que ganen perdiendo la dignidad con esos actos, perdiendo el honor, sin juego limpio. Esa es la cultura mediterránea, y quizá por eso muchos piensan que todos tenemos las culpa de esto. Pero es como pensar que Dios nos ha enviado una plaga por ser malos. Y no es así. La economía es una ciencia social que tiene sus directores y ellos son culpables de lo sucedido. Si queremos creernos el ombligo del mundo y pensar que estamos en el centro de esto estamos muy equivocados. Nosotros estamos en la periferia, sin poder de decisión, porque como dice Sampedro quien quiere no puede. Somos los que sufrimos las decisiones de los que están en el centro de la circunferencia, que son los culpables, porque por mucha cultura de pillos que tengamos, deleznable cultura que hay que erradicar y que anima a algunos a aplaudir al que se ha forrado robando (robándole a él de sus impuestos), no somos el ombligo del mundo. La población no tenemos poder, no tenemos nada porque ni nuestra voz les vale ya a los del centro de la circunferencia.

Estoy tan cansado ya de escuchar la misma falsedad que ya, siempre que oigo que la culpa la tenemos nosotros sólo me sale decir: la culpa es de los padres, que las visten como putas. Puestos a decir sandeces apaga y vamonos.

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