Poesía sobre ruedas: El retorno del 46


Hoy es un día grande para cualquier persona que sonría y se emocione con las historias buenas...
Las motos son un deporte diferente, como sus aficionados. Los moteros están hechos de otra pasta. Me acuerdo cuando era pequeño y mis padres se reunían con sus amigos moteros para ver las carreras, ir al circuito de Jerez cada año o a los Pingüinos, la mayor  concentración de motos de toda Europa. A mi siempre me llevaban con ellos a todas partes y de pequeño viví ese mundo al máximo, desde la visión de un niño que crecía fascinado por una vida casi nómada, la de los moteros, que más que un grupo de amigos parecía una gran familia que vivía sobre ruedas. La historia de la carrera de hoy, la historia de Valentino Rossi, es esa historia que hace emocionarse a cualquier motero y que hace sonreír a cualquier persona que quiera gozar de un final feliz que sólo significa el principio...
 Podría parecer que el mundial de motos ha acabado hoy y que Valentino Rossi se ha proclamado campeón del mundo con su segundo puesto por cómo lo celebraba todo el mundo. En España esta tarde, al acabar la  primera carrera del año tanto Moto GP, Valentino y Márquez y Il Dottore eran trending topics pero la realidad es que esta era la primera carrera del campeonato y que de Valentino hacía mucho que no sabíamos nada. 
Pero la historia de Valentino es una historia de superación. Tras ganarlo todo (9 títulos de campeón del mundo) quiso probar una nueva hazaña. Había ganado con Honda, fácil para él. Se fue con la eterna rival de ésta, Yamaha, que estaba entre los malos del mundial por aquel entonces. Allí volvió a ganar y a ganar y a ganar... Hizo campeona a la marca japonesa después de muchísimos años sin un título. Y al final, cansado de retos posibles buscó sus límites y en 2010 firmó con Ducati. Ahí comenzaron los dos peores años de su carrera y quizás de su vida. Sexto y Séptimo del mundial. Dos años no parecen nada en la carrera del mejor piloto de todos los tiempo pero, ¿estaba Vale acabado? Muchos lo pensaban. Muchos decían que se había hecho viejo. Y pasó dos años amargos en Ducati. 2011 y 2012 fueron años malos para él. Años en los que le cambió la cara. En los que la eterna sonrisa no sonreía; Años en los que el eterno número uno no lo era ningún domingo. Pero los moteros necesitaban un héroe...
Valentino pasó dos años, que son 720 días sin restarle ni uno, bastante malos. Para él han sido muy duros. Un hombre risueño, feliz por naturaleza, que vio como todo su mundo se hundía y que incluso vio morir a su gran amigo, Simoncelli, conduciendo su Honda en el mundial del año pasado. Demasiados golpes para un ganador nado como él. Y de repente, en 2012 vuelve a firmar con Yamaha, esta vez no como número 1 sino como acompañante del campeón Jorge Lorenzo. 
Y entonces llega la primera prueba del mundial y Valentino es una incógnita. No es capaz de manejar la Yamaha como lo hace Lorenzo y nadie se moja por él. Llega el 7 de abril de 2013 y el semáforo se pone en verde. A Valentino le pasan por la mente los dos últimos años, eso que dicen que sucede cuando mueres. El semáforo se pone en verde y los dos años malos de Valentino mueren. Adelanta a un piloto, a otro, a otro y a otro y todos pensamos que ha vuelto. Se pasa de frenada y todos le vuelven a adelantar de nuevo. A partir de ahí se queda agazapado detrás de un piloto como si los fantasmas del pasado hubieran retornado. ¿Será verdad que Vale se ha hecho viejo? Nos preguntamos todos. ¿Me habré equivocado cada vez que he dicho hablando con mis amigos ¡¡cuidado con Vale que este año vuelve a Yamaha!!? La cabeza de carrera se marcha y pasa el ecuador de la carrera. Están a un mundo y nadie habla ya del italiano... 
Cuando no quedan muchas vueltas para el final Valentino empieza a volar de nuevo. Señores y señoras, a volar. Es el mismo de siempre. Sus miedos han muerto, sus años malos se quedan atrás a 330 kilómetros por hora y el viejo Doctor es lo más parecido a un fénix volando después de haber sido un saco de cenizas. Dos años malos pueden parecer poca cosa pero todos sabemos lo que pesan los años malos. El gran campeón Angel Nieto es el que alerta de los tiempos que está haciendo Rossi y dice que puede llegar al grupo que lucha por el podio. En los silencios de los demás comentaristas se ve que no dan un duro por él pero las vueltas pasan y Rossi vuela. Y los moteros empezamos a recordar esa sonrisa y esos años en los que Valentino era Valentino. Y en España pasa algo muy grande, porque España es el país con más afición a las motos del mundo... Cuando Valentino llega al grupo que lucha por la segunda y tercera plaza (para Lorenzo fue la primera porque iba escapado) se quita de en medio al piloto inglés Crutchlow. Los siguientes son los españoles Pedrosa y Márquez, la joven perla española llamada a suceder a Rossi. Y en España, en vez de apoyar a Pedrosa o Márquez, todo el mundo empuja a Vale. Y los comentaristas, los moteros de verdad, se alegran, porque Vale pasa a Pedrosa y luego mantiene una lucha vibrante con Márquez por el segundo puesto. Primera carrera de Márquez en Moto GP y ha hecho tercero. Y Valentino, quitándose de encima a todos ellos, volando y haciendo poesía sobre el asfalto, acaba segundo, siendo el único en rodar en los tiempos de Lorenzo. 
El Campeón, el eterno 46 vuelve para quedarse. Se quita el casco y ahí está la sonrisa de siempre. La expresión risueña y feliz de hace dos años. Y en España nadie habla del triplete español en el GP de Qatar sino de que Rossi está de vuelta. 
Y menos mal, porque los moteros también necesitan héroes...



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