Reflejos de una economía rota: Jugar al fútbol sin balón.

Definitivamente necesito una cámara de fotos. La escena que voy a describir no da para muchos adornos y está claro a estas alturas que la imagen vale más que mil palabras.
Pasando por el parque de al lado de mi casa mi camino se ha cruzado con unos niños que estaban jugando al fútbol. Cada día veo grupos de niños en ese parque. Solos o con sus padres vigilando siempre juegan, se ríen, se divierten, se pelean, discuten y disfrutan de esa amistad y de la única preocupación de jugar y pasarlo bien. Viven despreocupados y ajenos a ese mundo de adultos tan machacón y tan canalla. Pero los niños de hoy han hecho que frenara el paso y que me quedase mirándoles unos segundos. Uno estaba en un banco que hacía de portería -bendita imaginación la de los niños- y los otros chutaban una lata de cerveza vacía y arrugada hacia él. Sí, habéis leído bien, una lata de cerveza. 
Todos los que hemos jugado de pequeños al balón sabemos que cuando alguien pierde es normal que ponga el culo para que sus amigos le den un balonazo amistoso utilizándole como diana por perder. El premio por ganar es tirar apuntando a tu amigo y el premio por perder es ser la diana. Juegos de niños.
Al principio creía que era una broma del niño que tenía la lata en los pies. Ha chutado y ha fallado. Y cuando el siguiente ha chutado de nuevo la lata me he dado cuenta de que no era ninguna broma. El balón no estaba. Yo pensaba que el balón tenía que estar por algún lado así que he decelerado más el paso y me he quedado observando a mis alrededores. Quizás algún niño había ido a por él porque se había ido lejos en un tiro más fuerte de la cuenta. Pero no. Los niños estaban jugando al fútbol con una lata de cerveza. Riendo y divirtiéndose como si del balón de la champions se tratase. Pero era eso, una lata. Y entonces te acuerdas de tu infancia y de los balones que tenías cuando eras pequeño. Siempre había más de un balón en el grupo. Siempre había alguien que se lo bajase y siempre discutíamos para ver cual era el mejor balón con el que jugar. Siempre había alguien con balón, ahora no. Puede parecer cosa baladí pero para nada lo es porque cuando el periódico The New York Times publicó un reportaje (pincha aquí para ver alguna foto del mismo) en el que se mostraba el hambre en España y gente buscando por la basura, el Gobierno rápido sacó sus uñas para defender la dignidad del país y decir que esas imágenes de gente buscando en la basura no se producían normalmente en nuestro hidalgo suelo. Pues bien, vivo en un primero con vistas a los cubos de basura y todos los días pasan personas -que no son mendigos al uso- buscando en los cubos. Son personas como tú y como yo. Esas fotos de gente buscando en la basura son un síntoma, igual que los niños jugando al fútbol sin un sencillo balón.
¿Creéis que esos niños, a decenas, no les han pedido a sus padres que les compren un balón? Estoy seguro de que todos quieren tener un balón y seguro que se lo han pedido a sus padres. Todos lo sabemos porque también nosotros fuimos niños. ¿Y creéis que sus padres si pudieran no les comprarían un balón? Pues claro que lo harían, pero ninguno lo hace y si no lo hacen es porque no pueden. Esto no es nada más y nada menos que un reflejo económico de este país. No hace falta hacer reportajes con fotos que vendan. Simplemente pasas por el parque y ves que los niños no tienen balón. Tal vez el próximo día merezca la pena bajar con la réflex colgada del hombro, los barrios obreros dan para mucho.

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