Cristina Cifuentes y su accidente

¿Cuántos judíos, gitanos y homosexuales mató Hitler con sus propias manos? Seguramente ninguno y eso no le libra de haber pasado a la historia como un genocida hijo de puta. Las reformas del PP ya han matado a varios inmigrantes que se han quedado sin sus tratamientos médicos porque la seguridad social ya no se los cubría. En estas ocasiones siempre hago la misma pregunta ¿este es el país que queremos dejarles a nuestros hijos? Si así es no puedo hacer otra cosa que avergonzarme de mi país. Esas muertes provocadas directamente por las decisiones en recortes sociales de los dirigentes del PP (para pagar las pérdidas y la deuda privada de la banca) me resultan imperdonables ya que son asesinatos desde el poder, asesinatos institucionales.
Cristina Cifuentes y sus homólogos en otras ciudades son los responsables políticos de los abusos policiales que se han producido cuando la ciudadanía ha ejercido su derecho a huelga y quiero recordar al policía que casi me asfixia cogiéndome del cuello como a un pelele el día de la última Huelga General por el hecho de estar ocupando la vía pública pacíficamente. En eso consisten las huelgas señor policía, en ocupar pacíficamente la vía pública. Mientras la Constitución lo ampara los policías nos echaron a ostias a orden de la señora Cifuentes. O te vas (no te dejan ejercer tu derecho a huelga) o te vas a hostias. Muy convincente a la par que ilegal. Muy totalitario, muy estalinista.
La señora Cifuentes es de las peores personas que existen en este país. Es la responsable política de cientos de heridos que han protestado en la capital del país, Madrid, porque se están cargando la sanidad pública y la educación para lucrarse con ellas. Cada vez vemos más empresas privadas que gestionan hospitales públicos, cada vez más universidades privadas en nuestra comunidad, mientras que se cargan lo público asfixiandolo económicamente y se subvencionan con dinero público colegios privados religiosos. Esto me indigna y me cabrea tanto que no puedo evitar sentir un asco entre ácido y amargo por la señora Cifuentes y su compañía.
Mi corazón no alberga odio y no deseo la muerte ni el mal de nadie por sus ideas. Pero es una realidad que ellos sí desean nuestro mal a base de lucrarse ellos y que son los representantes de una clase social oligárquica que nos oprime como clase obrera a la mayoría. Puede resultar romántico plantearlo como una lucha ideal del bien contra el mal, algo parecido hicieron ya Rousseau y Marx, el primer y el último romántico de la historia, pero es una lucha del bien contra el mal. Hoy alguien me ha comentado que estos días estuvo en la playa y conoció a una joven de las Nuevas Generaciones del PP. Por lo bajini dijo la muy sabionda "a ver si privatizan todos los colegios públicos y que se jodan". Eso es peor que el racismo o que la homofobia porque es un odio explícito contra tus iguales, contra tus compatriotas, que para ellos, si no son empresarios o hijos de políticos se ve que dejan de ser personas.
Lo dicho, Cifuentes es la máxima representante de la represión policial (o militar, pues los "antidisturbios" van armados hasta los dientes y se dedican a sembrar miedo y pánico) que hemos sufrido la ciudadanía en general y los madrileños y esta democracia en particular. Ya he señalado que no le deseo mal a nadie y no le deseo la muerte a la señora Cifuentes pero si se muere a mi me va a importar menos que saber quien es el ganador del Gran Hermano de este año. Seguro que si le preguntas a los dirigentes del PP sobre la muerte de inmigrantes a consecuencia de sus decisiones, por las familias con todos los miembros en paro, los suicidios provocados por la crisis, el robo a preferentistas o las lesiones irreversibles provocadas por las cargas y los pelotazos policiales te dirán que ellos no desean eso y mientras harán más recortes sociales que provoquen más muertes, seguirán esquilmando las arcas públicas para dárselo a los bancos, se pondrán del lado de bancos y contra los preferentistas, seguirán haciendo reformas que provoquen más paro y mandarán cargar a la policía desde sus despachos. No deseo su muerte... pero vaya una hija de puta.

Comentarios

Entradas populares