El arte de desconectar

¿Cuánto tarda uno en hacerse viejo? Yo creo que envejecer no tiene que ver con la edad, puede haber niños ancianos y ancianos con un corazón puro y cuya sonrisa y amor llenen a los demás con su sola presencia. Pueden, en cambio, existir miradas infantiles y apagadas, corazones y almas muertas aun teniendo menos de 10 años ¿Que por qué me hago esta pregunta?, pues bien, la respuesta es muy sencilla, creo que he explotado. Sí, acabo de hacer "boom" ahora mismo. Todavía no sé describirlo porque me acaba de suceder pero más o menos es como una palomita que nace de un grano de maíz haciendo un ruido parecido al PLOP que hace una piedra que cae a peso muerto en mitad de un lago.

Últimamente venía dándome cuenta de que ya no era un copo de maíz cualquiera. Iba a pasar unos días a la playa y me apetecía quedarme en la terraza mirando el horizonte, sentado en la hamaca en vez de salir a explorar el pueblo que mis pies pisaban por primera vez, en vez de correr a las playas y al paseo marítimo a pasear bajo la luna tapada por la nubes y el eco de las gaviotas. No, de eso nada, yo prefería la gran terraza del apartamento, estar quieto, desconectado, sentado y con los ojos cerrados escuchando el mar, el viento y los niños jugar, con un simple vaso de agua al lado y alguna compañía para tener una charla amigable.

No puedo negar que he hecho "boom" por querer hacer de todo, obligaciones incluidas... un verano trabajando, investigando, trabajando, investigando... pero sin privarse de nada claro, que para eso es verano: viajecito por aquí, viajecito por allá, fiestecita por aquí y fiestecita por allá. Eso sólo se puede hacer quitándote horas y horas y horas de sueño y días y días y días de descanso. Obviamente es algo que al final pasa factura. Hoy es el día que más extenuado estoy de todos, sin dormir he entregado mi Tésis de Máster y me he ido a sentarme a mi cómoda silla de plástico de socorrista. Pero en mi mente resonaban las palabras de una amiga que hacía tiempo que no veía... Hablando de política había dicho "yo no puedo desconectar y hacer como si no pasara nada". Esa frase me carcomía puesto que dándole toda la razón del mundo yo sólo pensaba en hacer todo lo contrario.

Después de un verano atado a Madrid me apetece tirar el móvil por la terraza, pero con saña para cuando llegue al suelo se descuajaringue de tal manera que no pueda ser unido nunca más y no me molesten esos insoportables sonidos repetitivos. Me apetece tumbarme en el sofá y coger el libro "Los enamoramientos" de Javier Marías para disfrutar de su escritura. Quiero acabarme el Quijote, que me tenía enganchado y enamorado y la falta de tiempo me separó de él. Me apetece cerrar el ordenador, pero no sólo eso, sino ir a mi cuarto y meterlo debajo de la cama (por detrás de la maleta de los viajes largos) para no acordarme de él y no estar todo el rato entrando en elpais.com, elmundo.es, marca.com, o facebook. Estoy hasta la polla de estar pegado a aparatitos. Quiero tirarme en el sofá a no hacer nada, ha escuchar mi respiración y con un poco de suerte notar los latidos de mi corazón en el cuello. Sentir esa vida que está ahí por debajo de todos los datos macroeconómicos, deportivos, políticos y de todas las índoles habidas y por haber con los que nos bombardean.

Quiero no ver la tele, encender la radio y no escuchar tanta publicidad, borrarme del Spoty y sacar los viejos discos de nuestros padres. Sí, he explotado como una palomita y aunque no pueda evitar sentirme algo mezquino quiero desconectar y no saber nada del mundo. Quiero salir a la calle e ir al bar con mis amigos a escuchar la historia más intrascendente que alguien sea capaz de contar. Quiero disfrutar de una shisha en silencio, quiero bajar a la calle y no cruzarme con nadie, ir a Muai Thay y salir con el cuerpo magullado pero con el alma limpia. Quiero no saber nada de ti, ni del otro, ni del de más allá, quiero irme a la conchinchina de mi pueblo a limpiar el trastero y dejar decente el salón. Quiero estar una semana sin ver a Jorge Javier...

En fin, que he explotado para bien. Tengo ganas de una cosa: de nada. Hoy ni Dexter puede hacer que me levante. Tan solo el eco del blog pidiéndome caracteres y las ganas de escribir una panfletada me han hecho inclinarme un poco en el triclinium. Quiero volver a tener los fines de semana libres e ir al pueblo a mancharme de grasa las manos arreglando alguna moto... quiero árboles y no quiero aglomeraciones. Quiero casas bajas y no quiero edificios. Quiero personas y no quiero políticos... y este mes voy a dedicarme a darme los caprichos de todo esto que quiero... ¿Me estaré haciendo viejo?

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