De la violencia y las manifestaciones

Mucha gente de izquierdas siempre me ha reprochado que defienda a las fuerzas de seguridad del Estado. Esa gente no se da cuenta de que sus juicios y sus generalizaciones sobre la policía son tan vacías como las generalizaciones de quien piensa que en el 22M éramos todos unos violentos o que las manifestaciones son violentas.

La mayoría de los policías hacen bien su trabajo, al igual que la mayoría de los ciudadanos son gente decente que se manifiesta pacíficamente. He de decir que tengo varios amigos policías y varios amigos que quieren serlo, tengo familia y amigos en el ejército y además muchos de ellos tienen situaciones que se salen del estereotipo de policía o militar. ¿Os imagináis un policía republicano hasta la médula? Pues existen. ¿Os imagináis una militar lesbiana? Pues existen, y a mucha honra y con la cabeza bien alta, no son una excepción y lo que en la vida civil existe se ve reflejado en la vida militar y en los cuerpos de seguridad. Es así como las generalizaciones caen en un abismo de irrealidad perversa que nos aleja de un análisis más o menos veraz, objetivo y sosegado de la realidad: Huyamos de las generalizaciones.

En general pienso de la violencia que solo es legítima si es en defensa propia. Cualquiera comprende que si me están dando una paliza pueda soltar mis puños para defenderme. En España un tribunal absolvió a un hombre que había disparado en defensa propia a una banda muy violenta que había entrado en su casa a robar con él dentro. Otro ejemplo está en la película El Mayordomo. Un chaval universitario y de color decide que la resistencia pacífica es el camino a seguir en los años 60, cuando el Ku Klux Klan asesinaba a la población afroamericana en Estados Unidos. Tras recibir muchas palizas el chico se hace de los Panteras Negras. Esta vez no nos quedaremos quietos si nos pegan, dice en la película. Esto demuestra otra triste realidad, y es que el odio genera odio y la violencia genera más violencia, por eso decidir no ejercer violencia nunca es una de las cosas de más grandeza que un ser humano puede hacer.

He estado en muchas manifestaciones a lo largo de estos años. Nunca he ejercido violencia contra nadie; en resumen puedo decir que he recibido un pelotazo de goma en el cuello y que gracias a Dios venía tan rebotado ya de otras partes que no me hizo nada. También me han vapuleado, identificado, cacheado, retenido y multado y lo que es peor, en la última huelga general fui agredido por ejercer mi derecho constitucional a huelga; cogiéndome del cuello y asfixiándome para sacarme de la Gran Vía de Madrid. Dicho esto he de decir que siempre que se ha liado alguna delante mía he visto a los policías recibir ataques (botellazos, pedradas...) de gente violenta que ni mí ni a muchos nos representan, que en realidad no representan a la gente que se está manifestando ya que la manifestación es un acto pacífico de protesta.

La violencia y la política son opuestas. Hemos de comenzar una revolución democrática, una revolución pacífica y en ello estamos. Vamos a ganar en las urnas y con la palabra. Hay que ser responsable y saber que si un gobierno de izquierdas llegase al poder tendría que seguir contando con la policía. Hay gente que piensa que la policía es nociva porque no hacen ni el más mínimo esfuerzo por analizar la situación y darse cuenta de que la policía es necesaria en cualquier Estado democrático y del bienestar, no como órgano represor sino como órgano de seguridad.

Por supuesto que condeno esos actos policiales de represión y brutalidad, pero al igual que los manifestantes decimos que los violentos son cuatro gatos hay que decir que esos actos de brutalidad policial los cometen cuatro gatos, aunque el silencio de sus compañeros también sea cómplice. He de decir que he visto a gente muy valiente como un policía de la UIP darle con un buen golpe de porra a otro compañero (en el escudo) para que dejase de pegar a un manifestante. O gente corriente increpando a los violentos que dejasen de tirar cosas a la policía, metiéndose en medio de las trifulcas para intentar que no se reventase una manifestación. Esa es la grandeza que hay que demostrar, la grandeza y la valentía en la defensa de la no violencia.

Que no nos engañen, ni todos los policías son unos sanguinarios ni todos los manifestantes somos unos violentos, a ver si va a ser más bien al contrario.

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