Mi primer mitin político: No pasarán

En mi vida un pie mío había pisado un mitin político y miren que soy de los de hablar de política y de votar en cada cita electoral pero es que nunca me había hecho ilusión pasar por esos lugares que salían en la tele abarrotados de personas moviendo banderas del PP o del PSOE. Y no me sonroja decir que en anteriores elecciones he podido votar por los socialistas o por IU pero es que veía esos mítines en la tele y me echaban para atrás; tan enlatados, tan falsos, tan bien vestidos todos, tan políticamente correctos que no parecían ni humanos, parecían eso, políticos de profesión, con su sonrisa a lo cavaliere y sus palabras vacías.

Hoy, en cambio, he estado en el acto de cierre de campaña de Podemos para las elecciones europeas. Allí, sobre la alta tarima, no había gente de esa enlatada en televisión ni personas con traje y corbata (el corazón siempre me ha dicho que no me fie de la gente de traje y corbata).

El acto nos ha desbordado a todos cuando el ex-fiscal anticorrupción Jiménez Villarejo ha hecho referencia al cuadro que teníamos en el edificio de al lado, el Museo Reina Sofía, refiriéndose al Guernica de Picasso. Y toda la plaza en masa estruendosa a la vez que armoniosa ha empezado a gritar ¡NO PASARÁN, NO PASARÁN, NO PASARÁN! Allí no había ni una voz en silencio porque hasta los niños han gritado con sus padres.Y ahí, viendo a gente mayor como mi padre o más mayor aún literalmente emocionados, he visto cómo la evocación de la Historia es una de las cosas más bellas que se pueda hacer en una sociedad democrática y libre. Porque han resonado los gritos de los que lucharon por la libertad y por la democracia en el Madrid de 1936 al 39. Han resonado las voces de todos los muertos por el deber y por esa patria que fue una España democrática; y ha sido emocionante. Al final Carlos Jiménez Villarejo ha dicho que la armonía entre él y nosotros era perfecta porque lo siguiente que pensaba decir en su discurso antes de que le cortásemos a viva voz era exactamente eso: NO PASARÁN. Ese es el Madrid que me gusta, el del no pasarán, porque la democracia, la de representantes que de verdad representan a sus representados, está llegando para quedarse de nuevo en casa.

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